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A menudo, los fabricantes de alimentos fortifican o enriquecen los alimentos con grandes cantidades de vitaminas y minerales para hacerlos más nutritivos y hacer que se vendan mejor. El consumo de este tipo de productos puede hacer que consumamos grandes cantidades de nutrientes.
El consumo excesivo de nutrientes también puede ser perjudicial.
Un producto es enriquecido cuando se le añaden o se reemplazan los nutrientes que han perdido en el proceso de fabricación.
Un alimento fortificado es cuando se han añadido nutrientes que antes no tenía.
La adición de un nutriente a un alimento puede ser apropiada si:
No siempre.
Hay algún argumento que apoya la idea de que la fortificación y el enriquecimiento de los alimentos es útil. Por ejemplo, sería necesario consumir carne, pescado graso y 10 huevos todos los días para obtener la cantidad suficiente de vitamina D.
Pero en algunos casos no siempre es recomendable.
Muchos padres pueden dejarse llevar por la publicidad de muchos productos que promueven altos niveles de fortificación para hacer más nutritivos sus productos.
Los cereales que muchos niños toman en el desayuno suelen estar enriquecidos.
Su consumo puede hacer que los niños pequeños consuman demasiadas cantidades de: vitamina A, zinc y niacina. Estos tres nutrientes se fortifican en los alimentos en cantidades que están calculadas para adultos, no para niños.
La vitamina A, zinc y niacina son necesarios para la salud, pero en dosis muy altas pueden causar problemas para la salud.
Una sola porción de estos cereales foritificados o enriquecidos superaría el límite seguro de uno o más de estos nutrientes en niños menores de 8 años.
Muchas de las vitaminas y minerales que ingerimos diariamente pueden actuar como fármacos en el organismo cuando se toman en cantidades altas.
puede conducir a problemas de salud como lesiones en el hígado, anormalidades esqueléticas, descamación de la piel, uñas quebradizas y caída del cabello.
El exceso de vitamina A puede causar defectos de nacimiento, por lo que también es recomendable que las mujeres embarazadas controlen el consumo de productos enriquecidos con vitamina A, especialmente si están tomando además algún complejo vitamínico prenatal.
Puede provocar la absorción de cobre que pueden provocar anemia y cansancio. Unos niveles de zinc altos también puede afectar negativamente los glóbulos rojos y blancos y la función inmune.
Aunque es menos tóxica que la vitamina A y el zinc, cuando se ingiere demasiada puede provocar erupción cutánea, náuseas o vómitos.
Los padres pueden dar a sus hijos productos enriquecidos, pero lo recomendable es que no les den más del 20-25% de la dosis diaria recomendada para adultos de vitamina A, zinc y niacina.
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